Lograr silencio en clase
Este fue uno de los problemas más mencionados por los estudiantes de magisterio y el consejo más común de los mentores fue no hablar por encima de los alumnos y esperar hasta que la clase se quede en silencio y preste atención antes de empezar a hablar; como el director de una orquesta.
Sue Cowley defiende el poder de este enfoque:
‘Lo primero que digo a mis alumnos es que deben permanecer en silencio cada vez que hable. Dejo muy claro que deben respetarlo sin importar el qué… Si trabaja con niños problemáticos, o en una escuela en la que el comportamiento sea un problema, no resulta fácil. La tentación es la de rendirse al primer asalto, hablar por encima de los alumnos con la meta de lograr desesperadamente un avance en el trabajo. Sin embargo, considere las señales que está enviando si habla mientras no escuchan. El mensaje oculto es “no espera que le escuchen”.
Cowley sugiere una gama de estrategias para lograr esta meta, incluyendo esperar a que guarden silencio: ‘Si tiene valor, venza a sus estudiantes esperando a que se callen. Si espera pacientemente, en algún momento la mayoría de la clase se callará para escucharle’.
Sue Cowley (experta en comportamiento) ‘Nothing beats the sound of silence’, Times Educational Supplement, 22 de noviembre de 2002: 22.
Sin embargo, otro experto en comportamiento, Paul Dix, recomienda no usar esta estrategia:
‘Esperar silencio no es una técnica de mejora del comportamiento, por el contrario, es una invitación a los estudiantes para que tomen el control de la clase. Realizar pausas breves puede funcionar bien cuando los conoce y entienden lo que dichas pausas significan. Si la pausa es momentánea y viene acompañada de una mirada de cierta sorpresa en lugar de enfado, puede que recupere su atención. Quedarse callado y esperar a que los alumnos decidan calmarse solo intensificará la situación. Una vez observé a una profesora esperar en silencio durante 30 minutos. Decía constantemente “Estoy esperando”. Al final, con total desesperación acabó gritándolo. Los alumnos sabían que estaba esperando. Tenían el control y se aprovecharon.
Sí
– Use pausas moderadas cuando quiera llamar su atención.
– Intente reducir la cantidad de veces que solicita la atención de la clase.
– Reafirme el comportamiento que desea ver.
– Asegúrese de que los alumnos se dan cuenta de que superar los límites acordados tiene consecuencias.
No
– Permita que los alumnos tomen el control de la clase esperando inútilmente a que se callen.
Paul Dix (experto en comportamiento) Times Educational Supplement, 6 de abril de 2010: 24.
¿Cómo deben responder los estudiantes de magisterio a estos consejos aparentemente contradictorios? Quizás este sea un buen ejemplo de un principio de procedimiento, probar para ver si funciona o no. Lawrence Stenhouse (An introduction to curriculum development, 1975, Londres, Heinemann) declaró que la finalidad de la investigación educativa era que los profesores pusiesen a prueba su propia experiencia. ¿Qué dijeron al respecto los profesores en activo sobre la técnica de esperar silencio?
Una de las preguntas estándar que realicé durante las entrevistas con los profesores fue qué técnicas usaban para conseguir silencio en clase para poder empezar la lección. Muchos de ellos mencionaron la estrategia de no empezar la lección hasta que todos estuviesen callados. En dos ocasiones, los profesores señalaron que no funcionó (después de una espera de 23 y 40 minutos). En muchos otros casos, los profesores dudaron de que el tiempo y esfuerzo usados esperando pudiesen justificar la pérdida de tiempo de aprendizaje:
‘Con mis grupos más problemáticos por la tarde acabo algunas veces enseñando hablando por encima de los estudiantes. Todavía no he logrado el poder de conseguir que se mantengan callados durante largos períodos y la lección sufriría demasiadas interrupciones. Perdería demasiado tiempo’.
(Profesor recién licenciado)
Uno de los mentores sugirió que los profesores en prácticas, por motivos razonables, algunas veces carecían de la confianza necesaria para perseverar con esta estrategia durante el tiempo necesario para que funcione:
‘Veo a muchos profesores en prácticas rendirse demasiado pronto…comienzan antes de que la clase se haya callado y preste atención…están muy cerca de lograrlo…si simplemente dijeran “Todavía no hay silencio… ¿Gary? ¿Alan…?” y esperasen otro minuto, lo hubiesen logrado, pero no tienen la confianza necesaria’.
(Tres años de enseñanza)
Varios profesores mencionaron que adherirse ciegamente a no hablar hasta que los alumnos se callasen les funcionó. Aunque varios casos necesitaron una gran cantidad de tiempo para lograrlo:
‘Más que nada se trató de obstinación y perseverancia. Hasta las Navidades les tuve que insistir en que no debían hablar mientras yo estaba hablando. Teníamos un sistema de 5 pasos… si tu nombre aparecía 5 veces en la pizarra por interrumpir, tenías que salir de clase. Tuve que usar este sistema constantemente. Anotando los nombres de los alumnos que hablaban fuera de turno. No parecía funcionar y, de repente, después de Navidades, comenzó a dar fruto… empezó a funcionar’.
(Profesor recién licenciado en una escuela problemática)
‘Tuve un curso de primero de escuela secundaria. Era incapaz de lograr que se callasen. Algunas veces, el jefe de estudios tenía que venir para lograr que se callasen. Después de un período lectivo de incesante lucha aplicando la misma norma en cada clase, empezó a funcionar. Incluso los alumnos que regresan a clase de la unidad de comportamiento lo respetan… hacen lo que los otros alumnos se han acostumbrado a hacer. No estoy diciendo que estén callados todo el tiempo, o que esté resultando fácil, pero si lo comparo con la situación a principios de curso, es una transformación’.
(Profesor recién licenciado)
‘En todas las primeras clases hago un esfuerzo descomunal durante la primera lección y la primera semana; insisto de forma razonable pero firme y clara en la necesidad de respetar unas cuantas normas…Solamente dos o tres, y la más importante es la de no hablar mientras yo hablo. Dejo claro que si hablan por encima de mí tomaré nota; que es inaceptable y que será castigado con una sanción leve razonable. En el momento en el que alguien la incumple, lo anoto. Si logras que lo acepten y lo aplicas de modo que todos conozcan las normas desde la primera semana…que no deben hablar mientras uno habla …te facilitará el trabajo enormemente y puede lograrse en nuestro centro con la mayoría de las clases si insistes y persistes. NO funcionará si tienes demasiadas normas… si hay diez (normas) que recordar y aplicar (no comer chicle, quitarse el abrigo, no girarse, no dar golpecitos), si les controlas constantemente sin piedad y de forma negativa… no funcionará. Lo primero es lo primero. Si puedes lograr que se callen cuando hablas, habrás dado un paso muy importante’.
(Cuatro años de enseñanza)
‘Se trata de una serie de pequeños pasos… Espero silencio. Si alguien continúa hablando, levanto la ceja y busco contacto visual, simplemente para mandar una señal. Algunos de ellos se rendirán y dejarán de hablar en ese momento. Es entonces cuando les doy las gracias a aquellos que están callados “Gracias clase”. A continuación, le pido a alguno de los alumnos que siguen hablando, dirigiéndome a él por su nombre, que por favor deje de hablar. Si no deja de hablar, le digo que si sigue así tendrá que quedarse a hablar conmigo al final de la clase. Saben que haré algo que les moleste de algún modo. Intento darles el mayor número de posibilidades. Hace falta algo de tiempo y paciencia, pero en mi escuela funciona con la mayoría de las clases y alumnos. En parte porque están acostumbrados a este ritual, a este modo de hacer las cosas. Sé que puede que no funcione en todos los casos, o si el profesor no conoce a los alumnos. Lleva tiempo establecer las rutinas y rituales’.
(Profesor recién licenciado)
‘Hay algunas pocas personas que poseen una presencia y carisma naturales que, con solo una mirada, logran que los alumnos guarden silencio. Al no ser uno de ellos, lo único que me ha dado resultado es una persistencia férrea, detenerme cada vez que alguien me interrumpa y usar a principios de curso a un par de estudiantes para dar ejemplo (llamadas de teléfono a los padres, arrestos, etc.)’.
(Dos años de enseñanza)
‘Con los de segundo año de escuela secundaria es más difícil. Todavía no lo han internalizado, por lo que no me basta con una mirada o llamar la atención… tengo que parar, alabar y agradecer a aquellos que permanecen callados, insistir en las normas… entregar tarjetas de advertencia… Si no funciona, tengo que tomar acciones específicas para desalentarlos’.
(Dos años de enseñanza)
‘El avance es lento y varía según los grupos. Hay que adaptar el modo de hacer las cosas en función de la gravedad de la situación. Con algunos grupos no dudo en dejar de hablar si alguien me interrumpe. Selecciono a unos cuantos alumnos y les pido que guarden silencio, educada pero firmemente…me dirijo a ellos por su nombre’.
(Profesor recién licenciado)
Otro profesor habló de la importancia de no obligar a los alumnos a permanecer callados si no es necesario:
‘El silencio es oro, no lo desperdicies’. Quizás es un eslogan simplón, pero recordar esto ha mejorado enormemente mi manejo del aula. Algunos profesores piden a los estudiantes que esperen y guarden silencio fuera de clase; creo que esto es desacertado. Castiga a los alumnos buenos que llegan pronto a clase. También es un desperdicio de silencio; ¿por qué van a permanecer callados si no hay nada interesante por lo que permanecer callados? Recalco firmemente las partes de la lección en las que el silencio absoluto es necesario. Digo algo como ‘Esta es la parte de la lección en la que deberéis permanecer callados durante 5 minutos mientras explico qué vamos a hacer’. Esto es especialmente importante con los grupos con menores capacidades y con los grupos con numerosos estudiantes con trastornos por déficit de atención con hiperactividad; es más fácil que se contengan si saben durante cuánto tiempo deben hacerlo. Con los grupos más difíciles, selecciono a un estudiante para que les cronometre; y para añadir minutos adicionales cuando alguien hable’.
(Tres años de enseñanza)
El último comentario sobre este tema; un asistente de profesor dando su opinión sobre con qué frecuencia parece funcionar la estrategia de permanecer callado:
‘Lo que más me sorprendió fue la frecuencia con la que funcionaba…. Más del 90 % de las veces… algunas veces más rápido que otras… pero no siempre’.
¿Qué conclusiones podemos sacar de tal testimonio? ¿Simplemente esperar a que los alumnos se callen no funciona siempre? ¿Algunas veces no justifica el derrocho de tiempo? ¿Algunas veces los profesores no perseveran lo suficiente? ¿Debe usarse junto con otros métodos para que funcione? Por ejemplo, ¿seleccionar algunos alumnos que no cooperan y castigarlos? ¿Las oportunidades de éxito dependen de la escuela en la que trabaje?
Varios formadores de profesores sugirieron que una de las diferencias entre los estudiantes de magisterio que controlan este aspecto de la enseñanza y aquellos cuyo progreso es menor es tener una ‘mente abierta’. Después de leer los extractos anteriores, ¿ha cambiado tu opinión sobre esperar silencio o sigues pensando igual que antes?
De Haydn, T. (2012) Managing pupil behaviour: improving the classroom atmosphere, Londres, Routledge.